Puedo imaginar que muchos de Uds. estarán ya agotados de escuchar sobre la necesidad de ser más creativos. Sobre que la creatividad es importante para su empresa o proyecto, o que el mundo es de los creativos, y que Design Thinking por aquí, y que Blue Ocean más allá. Podríamos seguir, pero asumo que ya me entienden.
Para peor a Ud., a quien hace muchos años ya le hicieron tests vocacionales basados en todo tipo de métricas -desde psicoanalíticas a aquellas apuntadas a sus capacidades innatas-, y en todos le informaron que se abstenga de las profesiones creativas porque sus capacidades eran, supuestamente, de “- 150”, no le queda otra que preguntarse si todo esto implica que se encuentra atrapado en una espantosa pesadilla profesional al mejor estilo de The Twilight Zone.
No soy experto en análisis del sueño, pero si esto llegara a ser una pesadilla, desde ya sería una que compartimos todos. En lo que sí puedo ayudarlo, es a abordar esta temática desde un lugar diferente y eso, espero, logre que Ud. pueda enfocar sus energías de otra manera.
Lo primero que necesita saber es que sería muy raro que Ud. no tenga capacidades creativas. En la vida y en el universo mismo, no hay muchas respuestas tajantes sobre casi nada. Por lo tanto, si le dijeron que se abstenga de cierta área del conocimiento, es probable que en el mejor de los casos, lo que vieron fue una tendencia emocional o intelectual hacia otras áreas que naturalmente le resultan más seguras, simples, o comprensibles. Pero es razonable concebir que todos, de alguna manera u otra, somos naturalmente creativos.
Así que, mi recomendación, sería que desmitifiquemos ese tema como punto de partida. La siguiente pregunta pasa seguramente por comprender cuán reciente es todo el interés que se ha generado en relación a los procesos creativos.
Le cuento que los estudios formales sobre la creatividad como materia específica -ya que como temática general nos llevaría a indagar hasta la Grecia antigua-, comienzan sustancialmente hace alrededor de un siglo. En el transcurso de estos casi 100 años mucho hemos aprendido sobre nuestra naturaleza, sobre nuestra manera de pensar y de imaginar las cosas, y sobre los métodos y herramientas que nos han hecho una civilización exitosa.
La búsqueda, como muchas de las búsquedas humanas, ha tenido el ojo puesto en encontrar la solución única, el libro de oro, el santo grial de la creatividad que le dé respuesta a todo y resuelva todas nuestras necesidades creativas.
Sin embargo, y por suerte, no sólo no lo hemos encontrado (más allá de erradas convicciones temporarias), si no que exitosamente hemos ido comprendiendo que las respuestas no son siempre las mismas, que leer el libro no nos exime de pensar, que un sabio nos deje conceptos brillantes no nos exime de tomar decisiones, y que las respuestas en un mundo cambiante son también cambiantes y no necesariamente consecuentes con soluciones a problemas similares en otros momentos.
En otras palabras, hemos comprendido que el proceso creativo es creativo en sí mismo. Es cambiante, modificable, divertido y frustrante a la vez. Y hemos aprendido también que se trata de un proceso grupal y no individual. La creatividad y la innovación, desde el punto de vista del desarrollo, es un proceso que nos involucra, nos obliga a abrirnos hacia los demás y hacia sus ideas y conceptos, nos hace reconocer la importancia del conjunto y no únicamente del individuo.
¿Todo esto le suena conocido? ¿Tiene algo que ver con como ya ve Ud. la vida y sus tareas laborales y profesionales? Póngase contento entonces, claramente Ud. está actuando creativamente y eso es muy bueno.
¿No lo hace? Entonces permítame ayudarlo a encontrar un camino muy natural que puede abrirle las puertas de un mundo nuevo. Para hacer eso, en lugar de hablar de Ud. – y hacerle sentir que el peso del tema es exclusivamente suyo-, voy a hablarle de algo más amplio en donde las responsabilidades son compartidas.
Y me refiero al hecho de que, desde mi óptica, el acto creativo podría ser descripto como un proceso casi comunitario y solo excepcionalmente individual. Las soluciones, como en la vida, no provienen generalmente de una persona circunstancialmente iluminada, sino del correcto destilado de ideas, conceptos y sueños de un grupo de personalidades muchas veces complementarias -y en otros casos marcadamente diferentes-, que trabajan muchas veces juntas, otras en paralelo, y otras veces sin conocimiento el uno del otro, incorporando opiniones e ideas externas, e influenciadas por un salpicado de hechos fortuitos. Es la combinación de toda esa actividad lo que nos lleva a generar respuestas novedosas e innovadoras.
Tal vez lo que Ud. necesite sea, simplemente, abrir su ángulo de visión e incorporar a otros a sus procesos de investigación y decisión. Entiendo que el ego es muchas veces un freno, pero no se estrese con eso. Nos pasa a todos, y como todo, es un aprendizaje que debemos efectuar.
Le cuento un secreto. Hasta la visión de la persona que parece iluminada está conformada, por debajo de la superficie, por una enorme cantidad de conceptos, ideas, fracasos y aprendizajes de otras personas. En definitiva, la creatividad vive y explota en cada momento de nuestras vidas y convive con nosotros. Y nuestro rol, diferente en cada ocasión y como parte de una foto más macro y compleja, es el de colaborar a encauzarla temporariamente en pos de un resultado.
Ya sé, no me lo diga, suena todo muy complicado para Ud. Hay que salir de una zona de confort y eso es muchas veces un problema. De hecho, cuando todo suena muy complicado la tentación es buscar una solución prefabricada.
De hecho, ya sabemos que para todo existen soluciones enlatadas y muy probadas que pueden ser, más y menos estructuradas, y más o menos exitosas. En términos corporativos, por ejemplo, las soluciones que emanan de una estructura o formato probado por otras empresas – sistemas o procesos basados en programas (software) y/o en un paquete de experiencias, ejemplos y soluciones pre formateadas por ejemplo – son normalmente las preferidas por muchos (tal vez a Ud. le haya pasado).
La razón es que un “paquete” que ya fuera adoptado por otros es más fácil de vender para el originador, y es más justificable internamente a la hora de ser adquirido. Pero inclusive sin cuestionar el éxito relativo de cada una de estas propuestas, en el mejor de los casos éstas tienden a ser una posible solución parcial de relativamente alto costo, y relativamente poca penetración cultural dentro de la organización.
Esto implica que en el mejor de los casos, bastante menos del 20% de la población activa que trabaja en estos temas tendrá acceso directo o indirecto a soluciones de este tipo (en parte por el simple hecho de tratarse de soluciones costosas).
Más allá del nivel de relacionamiento e influencia que Ud. tenga con estos procesos, la realidad indica que sus experiencias profesionales, empresarias o laborales serán variadas a lo largo de su vida, tanto en lo que refiere a los resultados como a las industrias. En otras palabras, todos debemos enfrentar cada día un mundo cambiante que requiere de constantes soluciones novedosas, y esos cambios no pueden estar sujetos exclusivamente a una solución empaquetada y estandarizada. Claramente necesitamos ir un poco más allá.
Una manera de graficar esta realidad es comprender que a lo largo de nuestras vidas tendremos, en promedio, entre 5 y 6 empleos (nuestros padres tuvieron 2 -o como mucho 3-, y nuestros hijos posiblemente entre 7 y 10).
El hecho es que pese a que hemos sido entrenados clásicamente, el ecosistema económico ha dejado de obedecer esas reglas tradicionales y nos enfrenta con la necesidad de, inclusive, adaptarnos a profesiones o tareas inexistentes cuando ingresamos inicialmente al mercado laboral, y a convertirnos en una especia de Ninjas creativos de nuestras propias vidas.
Hace un tiempo un profesional de unos 50 años de edad, muy ofuscado, me preguntó lo mismo que tal vez Ud. se esté preguntando en este momento: “¿Por qué en la empresa me insisten con que debo cambiar y ser más creativo, cuando he llegado a donde he llegado gracias a que soy como soy?”. Y la respuesta no es difícil de comprender, pero definitivamente no es tan simple de digerir.
Nosotros, que venimos armados con un bagaje educativo mucho más clásico que los chicos que están terminando sus estudios y a punto de ingresar al mercado laboral, ya estamos debiendo enfrentar estos excitantes pero difíciles retos que indican que es probable que para el año 2030 (perfectamente dentro de nuestra vida laboral), cerca del 50% de los trabajos y profesiones actuales ya no sean muy necesarios, e inclusive sean calificados como “obsoletos”.
Esto explica, de alguna manera, el auge del tema creatividad. Entonces, Ud. ya se estará preguntando, “¿Y cómo llego a ese lugar desde mi teórica capacidad de “-150” en actividades creativas?
Le puedo ofrecer, si le sirve, algunas ideas y conceptos que se requieren al momento de reformular nuestro paradigma personal y el de nuestra organización.
En términos personales, ser creativos tiene que ver en estos acasos, por comenzar a reconocernos como tales, y ser flexibles y adaptables a las nuevas necesidades laborales, organizacionales, éticas, ambientales y tecnológicas. En el fondo es ser, en términos individuales y de manera consciente, lo mismo que ya hemos sido como civilización de manera evolutiva e intuitiva.
Y desde ya, implica abrazar -aunque inicialmente sea un abrazo poco sentido y no un abrazo de oso- estos conceptos holísticos sobre la vida, y también comprender que no está escrito que porque la suerte nos haya acompañado hasta ahora, esa va a seguir siendo necesariamente la regla en nuestra vida profesional y personal hasta que digamos basta. Ni más ni menos.
Por eso es que la visión vanguardista de la creatividad es la de colaborar en la creación de sistemas configurables y dúctiles como la vida misma. Es dotar a cada uno de una caja de herramientas y mostrarle las maneras en las que esas herramientas pueden ser utilizadas. Es comprender que ya no podemos confiar en que un excelente libro, o que en una teoría popular, o que en un sistema -por más famoso que sea- podamos encontrar LA respuesta definitiva a nuestros problemas.
Igualmente, hay una valiosísima experiencia investigativa acumulada, así como inapreciables conceptos y teorías, y es necesario que se conozcan, se interpreten, y se respete la experiencia acumulada en torno a ellos. Pero al mismo tiempo hay que acompañarla en el proceso de discernimiento -particularmente en relación a toda la información que fluye en el mar de datos que nos rodea-, entre lo que es realmente importante para nuestras necesidades y lo que no lo es.
Promover la adquisición de competencias que permitan enhebrar y relacionar toda esta información de manera productiva, y colaborar a mejorar la satisfacción individual de cada persona dentro de este ámbito debería ser, entonces, nuestro objetivo en términos generales y también individuales.
Finalmente y en relación a lo organizacional, es clave comprender que catalizar la innovación y generar una cultura creativa es, no simplemente importante para el éxito de una empresa y de un emprendimiento profesional o personal, sino que es una necesidad de supervivencia.
A diferencia de otras épocas, la performance de nuestra actividad profesional y comercial no está restringida exclusivamente a las diferencias en el acceso a los recursos, sino primordialmente por las diferencias que se producen entre competidores debido a falencias en, o a la falta de, cultura creativa y de visión innovadora.
Hasta no hace mucho tiempo, las empresas o individuos se esmeraban en controlar el flujo de información ya que ese conocimiento era, en mayor o menor medida, parte sustancial de su sustento económico.
En un mundo híper informado e híper comunicado, en donde la constante generación de datos de toda índole supera nuestra propia comprensión, son cada vez menos las industrias y empresas que pueden sacar ventaja comercial de estas estrategias.
Al mismo tiempo, la visión del negocio va dejando atrás el “producto/servicio centrismo” para ir deslizándose hacia una relación basada en el cliente como codiseñador, cocreador, y cogenerador de productos, servicios, procesos y de nuevos mercados.
Como sucede con la cultura en general, y como ya lo hemos visto, la cultura creativa no es una sola. No hay un único modelo o un camino. Es justamente el reconocimiento de las enormes variables y de las influencias puntuales y sociales que conforman el ámbito económico – el ecosistema económico – dentro del cual debemos sobrevivir y crecer, lo que genera un gran número de opciones y diferencias que podemos utilizar para definir la cultura de nuestra empresa.
Ahora bien, y si me lo permite, quiero dejarlo con una recomendación. No se enoje ni se revele ante el cambio. Abrace estos nuevos conceptos y descubra una manera más sustentable, más acompañada, y por ende menos solitaria e individualista, de vivir la vida. En eso, en el descubrimiento de sus propios dones creativos – que los tiene aunque estén adormecidos- está una de las claves para vivir este fantástico momento de la civilización humana en todo su esplendor.
©2019 by Ignacio Alperin Bruvera
(Publicado como artículo en Linkedin / Originally published as an article on Linkedin on 03/11/2019)
Hasta la próxima
Ignacio
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